Evangelio de hoy
- Jaime Rodriguez
- 5 sept
- 1 Min. de lectura
Jesús responde a fariseos que cuestionan a sus discípulos por no ayunar: mientras el esposo está presente hay alegría; vendrá el tiempo del ayuno. Con parábolas, enseña que el Evangelio es vino nuevo que requiere corazones renovados.

Jesús explica el sentido del ayuno y la novedad de su mensaje
En el Evangelio de este viernes (Lc 5, 33-39), Jesús responde a la crítica de fariseos y escribas, quienes señalaban que sus discípulos no ayunaban como los de Juan y los fariseos. El Maestro les explicó que mientras el esposo —imagen de su presencia— está con los invitados, no corresponde ayunar, aunque llegará el tiempo en que será arrebatado y entonces sus seguidores ayunarán.
Jesús añadió dos parábolas para iluminar la enseñanza: la del remiendo en el manto nuevo y la del vino nuevo en odres viejos. Con ellas subrayó que su mensaje no podía encasillarse en prácticas antiguas, pues se trata de una novedad que exige corazones renovados para recibirla.
El pasaje concluye recordando la resistencia natural al cambio: “Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: el añejo es mejor”. De este modo, el Evangelio invita a acoger la novedad del Reino sin ataduras a estructuras caducas, discerniendo el sentido del ayuno y de la vida cristiana desde la presencia de Cristo.












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