Evangelio del día
- Jaime Rodriguez
- 13 oct
- 2 Min. de lectura
Jesús reprende a su generación por exigir señales y anuncia que solo recibirán el signo de Jonás: la llamada a la conversión ante la presencia del Hijo del Hombre.

Evangelio según san Lucas 11, 29-32
“A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás.”
En este Evangelio, Jesús reprende a una multitud que busca señales extraordinarias para creer. Les recuerda que no habrá otro signo más grande que el de Jonás, quien fue enviado por Dios para llamar al arrepentimiento a los habitantes de Nínive. Ellos escucharon y se convirtieron, mientras que la generación contemporánea de Jesús, a pesar de tener delante al Hijo de Dios, permanece incrédula.
Jesús se presenta como el signo definitivo del amor y la misericordia del Padre. Su vida, su palabra, su pasión, muerte y resurrección son la manifestación plena de Dios en medio de la humanidad. Sin embargo, muchos no lo reconocen, cegados por la búsqueda de prodigios o por la dureza del corazón.
La mención de la reina del Sur y de los hombres de Nínive es una advertencia: aquellos que no pertenecían al pueblo de Israel mostraron más apertura y fe que quienes tenían las promesas divinas. Ellos escucharon la voz de la sabiduría y del arrepentimiento, mientras esta generación, teniendo frente a sí a “uno que es más que Salomón y más que Jonás”, no responde.
El mensaje es claro y actual: no necesitamos más señales, sino corazones dispuestos a escuchar y convertirse. Dios ya ha hablado por medio de su Hijo. El verdadero signo no está en los milagros externos, sino en la transformación interior que produce el encuentro con Cristo.
📖 “Aquí hay uno que es más que Jonás… más que Salomón.”
— Palabra del Señor.












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