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Evangelio del día

  • Foto del escritor: Jaime Rodriguez
    Jaime Rodriguez
  • 1 nov
  • 2 Min. de lectura

Jesús proclama las Bienaventuranzas, exaltando la humildad, la justicia, la misericordia y la paz como camino al Reino de los Cielos.


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Jesús proclama las Bienaventuranzas: el camino de la verdadera felicidad

Jerusalén, siglo I. — En una escena que marcaría el corazón del cristianismo, Jesús de Nazaret subió a un monte, se sentó ante la multitud y pronunció uno de los discursos más trascendentes de su enseñanza: las Bienaventuranzas, núcleo del mensaje del Evangelio según san Mateo (5, 1-12).


Ante sus discípulos y el gentío reunido, Jesús propuso un modelo de vida que desafía la lógica del poder y del éxito humano, poniendo en el centro la humildad, la misericordia y la justicia. “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”, proclamó, abriendo así un camino espiritual que invita a la confianza total en Dios.


Las palabras del Maestro delinearon un retrato del discípulo ideal: manso, compasivo, justo, limpio de corazón y constructor de paz. En sus promesas, Jesús exaltó a quienes sufren y perseveran, asegurando que los que lloran serán consolados, los que tienen hambre y sed de justicia quedarán saciados, y los perseguidos por su fe heredarán el Reino.


El mensaje concluyó con una exhortación al gozo en medio de la adversidad: “Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo”. En esta frase, Jesús reveló que la felicidad cristiana no depende de las circunstancias terrenales, sino de la esperanza eterna.


El Sermón del Monte, como se conoce este episodio, sigue siendo considerado una guía moral y espiritual universal. En tiempos de violencia y desigualdad, las Bienaventuranzas se erigen como un llamado a transformar el mundo desde la bondad, la justicia y la paz interior.


Así, el Evangelio de hoy nos recuerda que la verdadera grandeza no se mide por el poder o la riqueza, sino por la capacidad de amar, perdonar y mantener la fe aun en medio de la persecución.

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