Evangelio del día

Jesús llama a Zaqueo, quien lo recibe con alegría y cambia su vida restituyendo lo injusto. La salvación llega a su casa, mostrando que el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo perdido.

Jesús sorprende en Jericó al hospedarse en casa de Zaqueo, un publicano considerado pecador

Jericó, Palestina. — En un acontecimiento que generó gran conmoción entre los habitantes de Jericó, Jesús de Nazaret protagonizó este martes un inesperado gesto al detener su marcha para dirigirse directamente a Zaqueo, un reconocido jefe de publicanos y figura polémica de la región debido a su riqueza y a las prácticas fiscales asociadas a su oficio.

Según testigos, Zaqueo intentó ver a Jesús entre la multitud, pero su baja estatura se lo impedía. Determinado, corrió más adelante y trepó a un sicomoro con el fin de observar el paso del maestro galileo. Al llegar al lugar, Jesús levantó la mirada, lo llamó por su nombre y le pidió que bajara, anunciándole su intención de hospedarse en su casa.

El gesto provocó inmediatas reacciones entre los presentes. Muchos cuestionaron la decisión de Jesús, señalando que Zaqueo era considerado un pecador público por su relación con la recaudación de impuestos para las autoridades romanas.

Sin embargo, la visita produjo un giro inesperado. En presencia de Jesús, Zaqueo declaró públicamente que entregaría la mitad de sus bienes a los pobres y que compensaría cuadruplicadamente a cualquier persona que hubiera sido perjudicada por él.

“Hoy ha llegado la salvación a esta casa”, afirmó Jesús tras escuchar la declaración del publicano, destacando que Zaqueo, pese a su pasado, también era “hijo de Abrahán”. Jesús reiteró su misión: “El Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”.

El episodio ha sido interpretado por observadores como un nuevo ejemplo de la línea de acción de Jesús, enfocada en la misericordia, la restauración y la inclusión de quienes son marginados por la sociedad.