Evangelio del día
- Jaime Rodriguez
- 20 nov
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Jesús llora por Jerusalén porque no reconoce el camino de la paz. Anuncia que la ciudad será destruida por no acoger la visita de Dios ni entender su mensaje.

Evangelio según San Lucas (Lc 19, 41-44): Jesús llora por Jerusalén y advierte sobre el camino de la paz
En su acercamiento final a Jerusalén, Jesús de Nazaret contempló la ciudad y, conmovido, se detuvo a llorar sobre ella mientras pronunciaba una advertencia solemne:
«¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos».
El relato continúa con la premonición de días aciagos: «Vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, te apretarán el cerco de todos lados… y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».
Este pasaje invita a la reflexión profunda sobre la oferta de paz que Cristo presenta, y sobre la soberbia o la ceguera que impide acogerla. Jesús alude a su presencia como un tiempo decisivo, como una “visita” llena de misericordia, y lamenta que Jerusalén no comprendiera ese momento redentor.
La enseñanza central señala que reconocer lo que conduce a la paz —es decir, aceptar la salvación, la humildad, la reconciliación— es condición indispensable para evitar el camino de destrucción que Él profetiza.












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