Salmo del dia
- Jaime Rodriguez
- 19 nov
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El salmista clama a Dios con confianza y sinceridad, seguro de que Él escucha. Pide protección, firmeza en el camino y refugio bajo sus alas. Expresa esperanza en contemplar el rostro divino al despertar.
El Salmo 16 expresa confianza total en Dios y esperanza en su presencia
El Salmo responsorial de hoy (Sal 16, 1.5-6.8ab.15) presenta una profunda oración de confianza dirigida a Dios, donde el salmista pide ser escuchado y protegido en medio de la adversidad. El texto inicia como una apelación sincera: “Señor, escucha mi apelación”, destacando la transparencia de quien ora, al afirmar que en sus labios no hay engaño.
El salmista proclama que sus pasos se han mantenido firmes en los caminos del Señor, lo que fundamenta su petición. Con seguridad afirma que Dios responde a quien lo invoca, por lo que suplica atención divina: “Inclina el oído y escucha mis palabras”.
Una de las imágenes más tiernas del salterio aparece aquí: el ruego de ser guardado “como a las niñas de tus ojos” y protegido “a la sombra de tus alas”, símbolos de cercanía, cuidado y refugio.
El salmo culmina con una expresión de esperanza en la vida eterna y en la comunión plena con Dios: “Al despertar me saciaré de tu semblante”, una declaración de fe en que la presencia divina colma y transforma.
El estribillo que acompaña la proclamación litúrgica resume este sentimiento de confianza:
“Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante”.
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