Salmo del día
- Jaime Rodriguez
- 21 nov
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El salmo proclama la grandeza de Dios, dueño del cielo y la tierra. Todo poder, riqueza y gloria provienen de Él, quien reina sobre el universo y fortalece a su pueblo. Es un canto de alabanza a su majestad y soberanía eterna.

El Salmo Responsorial proclama la soberanía absoluta de Dios sobre el universo
En la liturgia de hoy, el Salmo Responsorial (1 Cr 29, 10-12) invita a la asamblea a alabar el nombre glorioso del Señor, reconociendo su grandeza y dominio sobre toda la creación. Como estribillo, la comunidad proclama: «Alabamos, Señor, tu nombre glorioso».
El texto, tomado del primer libro de las Crónicas, recoge una oración de alabanza dirigida al Dios de Israel, «por los siglos de los siglos». En sus versos se declara que la grandeza, el poder, la gloria, el esplendor y la majestad pertenecen únicamente al Señor, a quien se reconoce como dueño de todo lo que existe en el cielo y en la tierra.
El salmo subraya además que la riqueza y la gloria proceden de Dios, y que Él es Rey y soberano de todo. También afirma que en sus manos se encuentran el poder y la fuerza, atributos con los que sostiene, engrandece y conforta a su pueblo.
Este canto, profundamente teológico, recuerda a los fieles que toda autoridad, bendición y fortaleza provienen del Señor, invitando a vivir en gratitud y confianza en su poder omnipotente.












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