Salmo del dia
- Jaime Rodriguez
- 12 nov
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El salmo clama a Dios para que haga justicia a los pobres y oprimidos, defendiendo al débil y al necesitado. Recuerda que, aunque los poderosos se crean dioses, todos morirán como cualquier hombre.

Salmo Responsorial (Sal 81, 3-4.6-7)
℟. Levántate, oh Dios, y juzga la tierra.
Este salmo es un llamado a la justicia divina y humana. El salmista exhorta a los jueces y gobernantes a cumplir su deber de proteger a los más débiles —huérfanos, humildes, necesitados y pobres— frente a los abusos del poder y la indiferencia. Dios, como juez supremo, exige que quienes tienen autoridad actúen con rectitud y misericordia.
El texto también recuerda que, aunque los hombres puedan ocupar posiciones de poder —“aunque seáis dioses, e hijos del Altísimo”—, su destino final es el mismo que el de cualquier mortal: la fragilidad y la muerte. Esto es una advertencia contra la soberbia y un recordatorio de que solo Dios tiene el poder absoluto de juzgar y gobernar la tierra.
El salmo, en esencia, es una súplica por un mundo más justo, donde el derecho del débil sea defendido y donde los líderes reconozcan su dependencia del juicio divino.
℟. Levántate, oh Dios, y juzga la tierra.












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