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Santo del dia

  • Foto del escritor: Jaime Rodriguez
    Jaime Rodriguez
  • 21 oct
  • 2 Min. de lectura

San Gaspar del Búfalo (1786-1837), sacerdote romano, fundó los Misioneros de la Preciosísima Sangre. Rechazó jurar lealtad a Napoleón y se dedicó a evangelizar pobres, masones y bandidos con fe y misericordia.


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San Gaspar del Búfalo: el sacerdote que enfrentó a Napoleón y fundó a los Misioneros de la Preciosísima Sangre

Nacido en Roma el 6 de enero de 1786, en el seno de una familia humilde pero de noble linaje, Gaspar del Búfalo creció con una profunda inclinación hacia la oración y la penitencia. Desde joven, demostró una sensibilidad especial por los pobres y marginados, ofreciendo asistencia espiritual y material a los necesitados, especialmente a los “barozzari”, campesinos y carreteros de los alrededores de la capital. Su celo pastoral lo llevó a organizar catequesis accesibles para el pueblo y a formar jóvenes dedicados a la enseñanza religiosa.


Ordenado sacerdote en 1808, su ministerio coincidió con la ocupación napoleónica de los Estados Pontificios. En 1810, cuando se le exigió jurar lealtad al régimen, Gaspar se negó rotundamente pronunciando su célebre frase: “No debo, no puedo, no quiero”, una declaración que le costó cuatro años de prisión y exilio en distintas ciudades italianas. Su firmeza lo convirtió en símbolo de resistencia espiritual y fidelidad a la Iglesia.


Tras su liberación en 1814, fundó en 1815 la Congregación de los Misioneros de la Preciosísima Sangre, inspirada en la devoción al amor redentor de Cristo. El papa Pío VII le confió la misión de reevangelizar los Estados Pontificios y renovar la fe del pueblo. Gaspar asumió la tarea con valentía, predicando en zonas dominadas por el bandolerismo y enfrentando la influencia masónica que minaba la vida religiosa y social.


Su oratoria encendida y su caridad pastoral le ganaron el apodo de “el martillo de los sectarios”, al lograr convertir logias enteras y reconducir a muchos criminales hacia la fe. Armado solo con un crucifijo y su palabra, llevó esperanza y reconciliación a regiones asoladas por la violencia.


San Gaspar del Búfalo murió en Roma el 28 de diciembre de 1837, dejando como legado una congregación misionera que se extendió por el mundo, dedicada a proclamar el poder redentor de la sangre de Cristo. Fue canonizado por el papa Pío XII en 1954, y su memoria se celebra cada 21 de octubre, como testimonio de un sacerdote que unió valentía, humildad y amor al prójimo en tiempos de persecución.

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