Santo del dia
- Jaime Rodriguez
- 7 nov
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San Prosdócimo, primer obispo de Padua, fue enviado por San Pedro en los orígenes de la Iglesia. Predicó el Evangelio y realizó milagros que marcaron la fe de su pueblo, que aún lo venera como su primer pastor.

San Prosdócimo, primer obispo de Padua – Memoria litúrgica
El nombre de Prosdócimo significa “el esperado”, y su figura ocupa un lugar especial en los orígenes del cristianismo en el norte de Italia. Según la tradición, vivió en los primeros años de la Iglesia, en el siglo I, y fue enviado por el apóstol San Pedro para evangelizar la región de Padua, convirtiéndose así en su primer obispo y pastor.
San Prosdócimo fue, por tanto, uno de los pioneros en llevar el mensaje del Evangelio a tierras aún marcadas por la influencia romana y por antiguas creencias paganas. Con celo apostólico, fundó la primera comunidad cristiana de la ciudad y guió a sus fieles en tiempos de persecución, consolidando las raíces de la fe en una zona que más tarde sería un importante centro espiritual y cultural.
Los hagiógrafos le atribuyen diversos milagros y señales que acompañaron su ministerio, considerados testimonio de la presencia divina que sostenía su misión. Su vida fue ejemplo de fortaleza, prudencia y humildad pastoral, virtudes que lo convirtieron en modelo para los futuros obispos de la Iglesia.
La tradición afirma que San Prosdócimo fue sepultado en Padua, donde su memoria sigue viva. La ciudad lo honra como su primer guía espiritual y protector, y su imagen, representada por el pintor Andrea Mantegna, destaca entre las obras más bellas del arte sacro del Renacimiento.
Hoy, la Iglesia recuerda a San Prosdócimo como uno de aquellos hombres que, en los albores del cristianismo, encarnaron la valentía de la fe y la fidelidad al mandato apostólico de anunciar el Evangelio hasta los confines del mundo.
Oración:
Señor, que por medio de San Prosdócimo diste a tu Iglesia el don de un pastor fiel y lleno de celo apostólico, concédenos, por su intercesión, perseverar en la fe y trabajar con alegría por la extensión de tu Reino. Amén.












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