Santo del día
- Jaime Rodriguez
- 22 nov
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Santa Cecilia, mártir del siglo III, consagró su virginidad a Cristo y convirtió a su esposo y cuñado. Sufrió intentos fallidos de ejecución antes de morir donando sus bienes. Su culto es antiguo y es patrona de la música por su vínculo simbólico con el canto espiritual.

La Iglesia conmemora hoy a Santa Cecilia, patrona de la música y símbolo de fidelidad cristiana
22 de noviembre. La Iglesia Católica celebra este sábado la fiesta de Santa Cecilia, virgen y mártir romana del siglo III, una figura cuya devoción se remonta a los primeros siglos de la cristiandad y que hoy es reconocida mundialmente como patrona de los músicos.
Aunque los datos históricos son escasos, la tradición conserva su memoria a través de la Passio Sanctae Caeciliae, un relato que describe a Cecilia como una joven noble convertida al cristianismo, comprometida por conveniencia con el patricio Valeriano. En su noche de bodas, la joven reveló su voto de castidad perpetua, lo que llevó a Valeriano a recibir catequesis y bautismo del Papa Urbano I. Su hermano Tiburcio también abrazó la fe.
Ambos fueron ejecutados durante las persecuciones, y poco después Cecilia fue también condenada por el prefecto Turcio Almachio. Primero intentaron asfixiarla en una caldera sobrecalentada dentro de su propia casa, pero sobrevivió milagrosamente. Luego se ordenó su decapitación, que tampoco pudo completarse: el verdugo falló tres veces y Cecilia agonizó durante tres días, tiempo en el que distribuyó sus bienes a los pobres y profesó su fe hasta el final.
Su cuerpo fue sepultado en las catacumbas de San Calixto y trasladado en el año 821 a la basílica que lleva su nombre en Trastevere. En 1599, durante unas restauraciones, su sepulcro fue hallado en sorprendente estado de conservación, envuelto en un vestido de seda y oro, lo que reforzó aún más su culto.
La asociación de Santa Cecilia con la música surgió a finales de la Edad Media, a partir de interpretaciones erróneas de un texto litúrgico que decía que, “mientras sonaban los órganos, ella cantaba en su corazón al Señor”. Desde entonces, su iconografía incorporó instrumentos musicales, consolidándola como protectora de cantantes y compositores. Obras como El éxtasis de Santa Cecilia, de Rafael, sellaron definitivamente esa relación.
Hoy, coros, conservatorios y agrupaciones musicales de todo el mundo dedican conciertos y actos culturales en honor a quien es considerada un símbolo de pureza, valentía y amor inquebrantable al Evangelio.












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