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Santo del día

  • Foto del escritor: Jaime Rodriguez
    Jaime Rodriguez
  • 20 ago
  • 2 Min. de lectura

La Iglesia celebra a San Bernardo de Claraval, abad cisterciense y Doctor de la Iglesia. Fundador de Claraval, místico y teólogo, destacó por su amor a Cristo y a María, sus escritos sobre el amor divino y su defensa de los templarios. Murió en 1153 y su legado sigue vivo.


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Santo Domingo, 20 de agosto de 2025 – La Iglesia Católica conmemora este miércoles a San Bernardo de Claraval, abad cisterciense, teólogo y místico nacido en 1090 en Fontaine, Francia, y considerado una de las figuras más influyentes del monacato medieval. Reconocido por su profunda devoción a Jesús y a la Virgen María, su legado espiritual continúa marcando a la Iglesia universal casi nueve siglos después de su muerte.


Hijo de una familia noble, Bernardo ingresó a los 22 años en el monasterio de Citeaux, fundado por Roberto de Molesmes. Su ejemplo atrajo a varios de sus parientes a la vida religiosa y, pocos años más tarde, fundó el célebre monasterio de Claraval, acompañado por doce compañeros. Desde allí impulsó la expansión de la orden cisterciense y un modelo de vida basado en el trabajo, la oración y la contemplación.


Para Bernardo, Cristo era el centro de la vida espiritual: “Cuando discutes o hablas, nada tiene sabor para mí, si no siento resonar el nombre de Jesús”, escribió en uno de sus sermones. Su devoción a María también fue intensa: la consideraba guía segura en medio de los peligros y fuente de esperanza en la oración.


Entre sus escritos más influyentes destaca De diligendo Deo, en el que desarrolla los cuatro grados del amor: desde el amor propio hasta la unión total con Dios. También es recordado por su célebre defensa de los Templarios en el tratado De laude novae militiae, donde elogió la disciplina y la fe de la orden monástico-militar nacida en 1119 bajo el liderazgo de Hugo de Payns, pariente suyo.


San Bernardo murió el 20 de agosto de 1153 y fue canonizado apenas dos décadas después, en 1174, por el papa Alejandro III. En 1953, el papa Pío XII le dedicó la encíclica Doctor Mellifluus, en la que recordó su famosa frase: “Jesús es miel en la boca, cántico en el oído, júbilo en el corazón”.


Su memoria litúrgica resalta a un hombre que combinó austeridad monástica con una brillante capacidad de liderazgo, influencia doctrinal y amor apasionado por Cristo y María. Hoy, la Iglesia lo recuerda como un guía espiritual de su tiempo y maestro de la fe, cuya voz aún resuena en la espiritualidad contemporánea.


Fuente: Vatican News. (2025, agosto 20). San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia. Vatican News. https://www.vaticannews.va/es/santos/08/20/s--bernardo--abad-y-doctor-de-la-iglesia.html

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