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Santo del día

  • Foto del escritor: Jaime Rodriguez
    Jaime Rodriguez
  • 29 jul
  • 2 Min. de lectura

Cada 29 de julio se celebra a Santa Marta, símbolo de servicio y fe. Amiga de Jesús y hermana de Lázaro, expresó una de las profesiones de fe más profundas del Evangelio. Su vida enseña el equilibrio entre acción y contemplación.


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Cada 29 de julio, la Iglesia Católica honra la memoria de Santa Marta de Betania, una de las figuras femeninas más cercanas a Jesús y una testigo privilegiada de su ministerio. Hermana de María y de Lázaro, Santa Marta es recordada tanto por su dedicación al servicio como por su firmeza en la fe, convirtiéndose en símbolo de la vida activa en equilibrio con la vida interior.


Los Evangelios relatan que Jesús visitó en varias ocasiones la casa de Marta, ubicada en Betania, una aldea a pocos kilómetros de Jerusalén. En una de estas visitas, narrada en el Evangelio de San Lucas (Lc 10, 38-42), se describe la preocupación de Marta por atender a Jesús mientras su hermana María permanecía sentada a sus pies escuchando su palabra. En esa escena, Jesús corrige amorosamente a Marta, advirtiéndole sobre la importancia de no dejarse absorber por los quehaceres y no descuidar la escucha de la Palabra de Dios. Así, el relato no desvaloriza su servicio, sino que resalta la necesidad de equilibrio entre acción y contemplación.


Sin embargo, es en el Evangelio de Juan (Jn 11, 20-27) donde Santa Marta deja su huella más profunda. Tras la muerte de su hermano Lázaro, es ella quien se adelanta a recibir a Jesús, expresando una de las profesiones de fe más claras y completas de todo el Nuevo Testamento: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo». Estas palabras, pronunciadas en un momento de dolor, consolidan a Marta como figura de fe madura y esperanza cristiana.


La tradición también señala que, tras las primeras persecuciones, Marta habría emigrado con su familia y otros discípulos hacia la región de Provenza, en Francia, donde llevó el mensaje del Evangelio. En Saintes-Maries-de-la-Mer aún se conserva la tradición de su llegada.


Litúrgicamente, la memoria de Santa Marta comenzó a celebrarse el 29 de julio a partir del siglo XIII, promovida por los franciscanos. Hoy, en el moderno pueblo de El-Azariyeh —nombre árabe que alude a Lázaro— se encuentra el santuario que conserva el lugar tradicional de su hogar y la tumba de su hermano, enmarcados por mosaicos que ilustran los episodios evangélicos en los que participaron los tres hermanos.


Santa Marta sigue siendo para los creyentes un recordatorio de que el servicio a los demás y la vida espiritual no son caminos opuestos, sino complementarios. En ella se reconocen quienes, en lo cotidiano, buscan vivir con fe activa y profunda.


Fuente: Vatican News. (s.f.). Santa Marta, discípula del Señor. https://www.vaticannews.va/es/santos/07/29/s--marta--discipula-del-senor.html

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